Ya sois muchos los que habéis intentado realizar una panorámica y parece que no termináis de encontrar la fórmula. Es un esfuerzo que merece la pena realizar para obtener el mejor resultado. En cualquier caso os dejo un modelo que os puede ser de ayuda.
Panorámica antigua
El sueño de educar
"Educar es lo mismo que poner un motor a una barca,hay que medir, pensar, equilibrar y poner todo en marcha...Soñar que ese navío, llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hasta islas lejanas..."Gabriel Celaya
lunes, 23 de noviembre de 2015
sábado, 21 de noviembre de 2015
viernes, 20 de noviembre de 2015
martes, 17 de noviembre de 2015
La sustancia y los accidentes
Sustancia es lo que existe por sí mismo y no necesita sustentarse en otra cosa para existir.
Los accidentes, para existir, deben apoyarse en la sustancia. Si decimos, por ejemplo, "Juan está sentado", Juan sería la sustancia y estar sentado el accidente de esa sustancia.
Asi Aristóteles distingue entre sustancia primera y sustancia segunda. Sustancia primera hace referencia al ser concreto (Juan) y la sustancia segunda hace referencia al género (Juan es hombre).
Para Aristóteles lo realmente existente son los seres concretos en el mundo sensible, la realidad propiamente dicha, en el que hay cosas singulares: las sustancias
Aristóteles establece cuatro principios o atributos del ser que son: materia, forma, movimiento y finalidad
Los accidentes, para existir, deben apoyarse en la sustancia. Si decimos, por ejemplo, "Juan está sentado", Juan sería la sustancia y estar sentado el accidente de esa sustancia.
Asi Aristóteles distingue entre sustancia primera y sustancia segunda. Sustancia primera hace referencia al ser concreto (Juan) y la sustancia segunda hace referencia al género (Juan es hombre).
Para Aristóteles lo realmente existente son los seres concretos en el mundo sensible, la realidad propiamente dicha, en el que hay cosas singulares: las sustancias
Aristóteles establece cuatro principios o atributos del ser que son: materia, forma, movimiento y finalidad
lunes, 16 de noviembre de 2015
La concepción aristotélica del saber
Aristóteles trata los mismos temas que Platón pero desde una perspectiva diferente. El cambio de perspectiva se debe, en gran parte, a sus investigaciones de tipo empírico sobre el mundo animal. Estos estudios, según Platón, quedarían dentro del ámbito de la opinión y no en el de la ciencia.
Aristóteles entiende la ciencia como el resultado de la conjunción de todos los saberes. El saber está articulado en diversas ciencias particulares, autónomas y que en su conjunto abarcan todos los aspectos de la realidad.
En función del objeto establece tres grupos de ciencias:
- Teoréticas o especulativas que tienen por objeto alcanzar la verdad: la física o filosofía segunda; la matemática y filosofía primera (metafísica)
- Prácticas cuyo objeto es alcanzar algún fin y se ocupan de las acciones. Son la ética y la política
- Poéticas que se ocupan de la producción de cosas y son las diferentes artes.
De entre todas las ciencias la filosofía primera es para Aristóteles la ciencia de las ciencias. Si cada ciencia particular se ocupa de estudiar una parcela del reino del ser, la filosofía primera estudia el ser en cuanto tal, es decir, los aspectos del ser que son comunes a todos los seres. Es una teoría de las causas y principios del ser, de aquello que hace que las cosas sean, del primer principio o “motor inmóvil” y, en éste sentido, puede llamarse teología.
Aristóteles rechaza el método dialéctico como medio para acciones al saber y es consciente de la necesidad de un instrumento para el trabajo intelectual, por lo que desarrolla la lógica en un doble sentido:
- como técnica, lógica- formal, que se ocupa de las leyes y reglas del silogismo (procedimiento deductivo)
- como medio de acceso a la realidad, lógica-material, que se ocupa de los problemas de la definición y demostración.
Etiquetas:
Aristóteles,
Epistemología
miércoles, 11 de noviembre de 2015
Explicación del mito de la caverna por Jesús Palomar
SIMBOLISMO ONTOLÓGICO Y EPISTEMOLÓGICO
La caverna subterránea simboliza el mundo sensible tanto en el ámbito natural como en el social: la sociedad humana ignorante de todo conocimiento. Es por ello el estado de conocimiento que Platón denomina doxa u opinión, donde predomina la apariencia de lo perecedero.
Los encadenados que confunden la realidad con las sombras de objetos falsos simbolizan a los hombres más errados. Muy probablemente se refiere Platón a los artistas naturalistas que copian los seres sensibles. Las sombras en la pared de la caverna simbolizan las sombras terrestres, reflejos en lagos o ríos y copias artísticas de las cosas naturales. La situación de los encadenados se refiere al grado ínfimo de conocimiento que Platón denomina eikasia o imaginación.
El encadenado liberado que confunde los objetos falsos y el fuego con la realidad y que no ha salido aún de la caverna, simboliza al hombre común no iniciado en el conocimiento. Los objetos falsos simbolizan las cosas naturales y el fuego de la cueva al Sol. Efectivamente, gracias al fuego ve el cautivo los objetos de la caverna y gracias al Sol vemos nosotros las cosas sensibles. La situación de tales hombres simboliza el estado de conocimiento de pistis o creencia. Evidentemente seguimos estando errados, pero el error de pistis es, por decirlo de algún modo, menos disparatado que el anterior.
Cuando el liberado sale de la caverna tiende a volver porque el dolor que le provoca la luz potente del exterior es insoportable y cegador. Quiere decir Platón que el hombre acostumbrado al error no reconoce la verdad aunque la tenga delante y tiene miedo de abandonar sus opiniones pasadas. El hombre liberado necesita ir poco a poco acostumbrando su vista a la luz. Esto es, el hombre que anhele conocimiento necesita un método adecuado de educación que le permita asimilar poco a poco la verdad.
El mundo exterior a la caverna simboliza el mundo inteligible de la Ideas. El estado de conocimiento correspondiente es episteme, el ámbito de la verdadera realidad eterna y estática de las Ideas. La visión simboliza el entendimiento y la luz del Sol que hace posible la visión, la capacidad de activar nuestro entendimiento que tiene la idea de Bien.
Cuando el hombre liberado sale de la caverna ve primero las sombras terrestres y los reflejos en ríos y lagos de las cosas naturales y considera que esto es lo real. Tal individuo simboliza al matemático y las sombras y reflejos, a los números y figuras geométricas afines a su disciplina. El acostumbramiento visual a la luz con los ojos entornados y la habituación a estos nuevos objetos son una preparación necesaria a la siguiente etapa. Simboliza esto que la familiarización de la inteligencia con las disciplinas matemáticas es necesaria para pasar al nivel de conocimiento siguiente. Se refiere por tanto Platón a la propedéutica. La situación de este hombre simboliza el grado de conocimiento de dianoia.
Una vez que el hombre liberado acostumbró su vista a la luz podrá alzar la mirada y ver las cosas naturales mismas: rocas, plantas y animales terrestres; pero no podrá mirar al cielo porque le dañaría la vista el Sol. Luego podrá mirar al cielo, pero por la noche, viendo las estrellas y la Luna, y por último estará en disposición de ver el Sol. Deducirá entonces que gracias al Sol ve las demás cosas. Simboliza todo ello que el matemático está en disposición de pasar al siguiente grado de conocimiento. Las cosas sensibles simbolizan las Ideas mismas. Los distintos niveles de cosas naturales que ve progresivamente se refieren al proceso dialéctico del conocimiento que asciende de unas Ideas inferiores (Ideas de cosas naturales), hasta las Ideas superiores (estéticas y éticas), llegando finalmente a la Idea reina o Idea de Bien, simbolizada por el Sol. La jerarquía de las cosas sensibles fuera de la caverna se refiere a la jerarquía de las propias Ideas. El hombre liberado que ve las cosas sensibles simboliza al filósofo. La luz del Sol hace posible la visión de las cosas alojándose en ellas. Simboliza esto que la Idea de Bien hace posible que entendamos la realidad que son las demás Ideas en virtud de cierta característica activadora y estimulante para la inteligencia que tiene dicha Idea. Tal vez se refiere aquí Platón a la atracción erótica o amorosa que despierta el Bien, en su forma de Idea de Belleza, y que es el origen de la inclinación de los hombres al conocimiento. El Bien participa, está alojado y presente en todas las demás Ideas. La situación del hombre que ve las cosas sensibles fuera de la caverna simboliza el último grado de conocimiento llamadonoesis.
SIMBOLISMO ÉTICO Y POLÍTICO.
Además de la lectura epistemológica y ontológica el mito platónico tiene ciertos mensajes éticos y políticos, así como al menos una alusión clara a Sócrates.
Cuando el hombre liberado descubre el mundo natural no tiene ningún interés en volver a la caverna. La visión del paisaje es en sí mismo bastante gratificante y placentero. Lo que Platón quiere decirnos es que el filósofo ha alcanzado la virtud que consiste en el conocimiento pleno de la realidad. La contemplación teórica de las Ideas es la situación más gratificante para el hombre y la que le brinda mayor perfección.
Una razón para volver es la justicia. Si el liberado lo llegó a ser gracias a un esfuerzo colectivo de ciertos hombres encadenados que le ayudaron a salir es de justicia intentar rescatarles para pagarles el favor. Es decir, que si el filósofo lo es gracias a la sociedad que se ha preocupado de educarlo y prepararlo debidamente, es justo que vuelva a la sociedad e intente predisponer las mentes de sus compatriotas al verdadero conocimiento. Tal filósofo está en deuda con la sociedad. Se refiere Platón en este caso a su utopía política donde el Estado procuraría para todos una educación que fuese buena para el individuo y repercutiese de una manera directa o indirecta en un beneficio colectivo. Similar planteamiento tenían ciertos países comunistas del este de Europa cuando exigían al gran científico que quería emigrar a EE.UU, donde estaría sin duda mejor pagado, que se quedara en el país y que su genio revirtiese en un beneficio para todos sus compatriotas.
Otro motivo para volver es el amor a los amigos errados que aún están en la caverna. Sócrates es el filósofo hecho a sí mismo y se preocupa de buscar la verdad con sus discípulos por un motivo exclusivamente amoroso. Es sabido que para Sócrates lo único que justifica la pedagogía es el amor, por eso califica la relación entre maestro y discípulo como una relación erótica, esto es, amorosa. La actividad filosófica-social (el dialogo socrático y no la reflexión solitaria) es evidentemente una vuelta a la caverna. Si Sócrates no es un ermitaño dedicado íntimamente a sus reflexiones es por el cariño y compasión que le despiertan sus jóvenes amigos errados y deseosos de saber. El mensaje subliminar de Platón es que la virtud individual, puramente ética, no es completa si no se convierte en virtud política. La perfección del hombre está con los otros hombres, en el ámbito social.
Si el hombre liberado vuelve de hecho a la caverna no será muy bien recibido. Cuanto menos será considerado un loco risible. Se refiere Platón de nuevo a Sócrates, al filósofo hecho a sí mismo, y no por la colectividad, y que decide filosofar en sociedad dialogando y predisponiendo las mentes a la verdad. En el mejor de los casos tal individuo será considerado un loco curioso que habla de cosas que nadie conoce y parecen disparatadas. El filósofo autodidacta, Sócrates mismo, pronto pasará de ser un loco risible a un loco peligroso, pues su actividad filosófica y social hace peligrar el orden vigente. Los poderosos, que son los que más tienen que perder, intentarán deshacerse de él. Ciertamente Sócrates murió injustamente en la Atenas democrática por defender la verdad.
lunes, 9 de noviembre de 2015
¿Qué tienen en común Platón y Antz?
"La película Antz nos sirve para ilustrar la política platónica. Existen múltiples similitudes y algunas diferencias. Intentemos resaltarlas.
El hormiguero está estructurado en tres clases sociales: gobernantes, militares y trabajadores, de forma similar a como Platón piensa su República. Las clases sociales están determinadas por el temperamento del individuo que tiene un carácter hereditario, recordemos como al principio de la película es asignado un pico o un casco militar a la pequeña larva de hormiga. La virtud de cada clase social es el cumplimiento de su deber. Lo importante es el superorganismo o la comunidad de hormigas donde el individuo es insignificante. La aristocracia gobernante (la reina, la princesa Bala y su séquito), convive con la clase militar en Palacio (al menos con las altas jerarquías militares) y Platón prescribe que gobernantes y militares vivan en comunidad.
Ciertamente la aristocracia gobernante de la película Antz (la hormiga reina y su hija), no son filósofos. Además lo que plantea la película es más bien el sometimiento de la aristocracia a la élite militar en una especie de golpe de Estado. Ambas cuestiones no serían subscritas por Platón.
La utopía es una forma de organización social y política que debido a la perfección teórica que supone y a los presupuestos sobre la naturaleza humana de los que parte resulta imposible o muy difícil de realizar. La palabra utopía es de origen griego y etimológicamente nos remite a un no-lugar (u-topos), algo que no existe “¿todavía?” en la realidad. El primero que utiliza esta palabra en el sentido citado es el renacentista Tomás Moro en su obra Utopía donde describe una sociedad ideal.
Generalmente utopía es una palabra que tiende a valorarse en un sentido positivo. Es decir, la utopía sería siempre algo justo, bueno y deseable. No obstante, muchos politólogos y filósofos nos han puesto sobre aviso de los peligros de algunas utopías aparentemente perfectas y sin embargo provocadoras de grandes males. Karl Popper, filósofo austríaco del siglo XX, es el más crítico en este sentido. Precisamente por esta controversia (por otro lado prácticamente inevitable en las cuestiones políticas) se suelen utilizar otras dos palabras que vienen a dar valor a la palabra utopía que aparecería así como aséptica o neutra: distopía y eutopía.
Designar como distopía a una concepción política es considerar que tal concepción está basado en una reflexión teórica difícil o imposible de realizar en su pureza, pero además injusta y por ende no deseable bien por sí misma o bien por las inevitables consecuencias que de ella se derivan. Si designamos una concepción política como eutopía, igualmente consideramos que tal idea está basada en un cálculo racional difícil o imposible de realizar, pero en este caso quien así la nombra la considera justa, deseable y buena. Así pues, una misma utopía será valorada como distopía por unos y eutopía por otros.
Las utopías más conocidas son las de carácter comunitarista y las de carácter anarquista o libertarias. La película Antz nos ilustra con todo detalle sobre una utopía comunitarista muy similar a la platónica: la organización socio-política del hormiguero; pero también se refiere a otra utopía de carácter libertario que estaría fuera del hormiguero. Un mundo de jauja donde los individuos serían absolutamente libres y encontrarían una idílica felicidad: insectopía.
La película nos muestra desde el principio la utopía del hormiguero como distopía, pues incide en las consecuencias negativas de todo planteamiento comunitarista donde la voluntad libre del individuo no tiene ningún valor. Pero también insectopía acaba siendo vista de modo negativo. El mundo absolutamente libre fuera del hormiguero tampoco es jauja, existen múltiples riesgos y peligros que privan a las hormigas de una mínima seguridad capaz de propiciar la felicidad. También la utopía libertaria de fuera del hormiguero acaba siendo valorada como distopía.
Antz acaba tomando una postura más realista, una especie de término medio: “mi actividad y función en la nueva sociedad es muy parecida a la de antes, pero la diferencia es que ahora la he elegido yo”, nos viene a decir al final de la película" (Autor: Jesús Palomar)
domingo, 8 de noviembre de 2015
Analogía ético-política en Platón
"Para Platón, el hombre es una criatura dual, que participa igualmente del mundo de los sentidos –lo perecedero– y del mundo de las Ideas –lo eterno e inmutable[vi]. También creía que el alma de cada hombre había existido en el reino de las Ideas antes de encarnarse. Ya dentro del cuerpo, sólo recordamos vagamente las Ideas. Las cosas de este mundo le recuerdan las Ideas. Este recuerdo despierta en el alma un deseo de volver a la verdadera morada del alma. Desde ese momento, el cuerpo y el mundo de los sentidos se empiezan a ver como algo imperfecto e insignificante. El alma ansía liberarse de las cadenas del cuerpo[vii]. Teniendo en cuenta esto, el filósofo debe ir en contra de lo que hace la mayoría de las personas, las cuales se aferran a las imágenes imperfectas, a lo mudable y corruptible. Sólo unas cuantas personas están capacitadas para elevarse a la contemplación de las Ideas: esos elegidos son los filósofos. Los filósofos, además de todas estas cualidades, deben ser los menos preocupados por los bienes materiales ya que «...si se nutren en el mal, son de algún modo causa del deterioro de su ocupación, y así pasa con los llamados "bienes", las riquezas y todos los recursos con que está provisto...»[viii].
Aquí es en donde encontramos que el verdadero filósofo, debe de utilizar todas las virtudes para llegar a gobernar bien y a la vez el Estado y su propia alma, para explicar esto nos remitiremos al pequeño cuadro de la parte inferior, que nos explica de mejor forma cual es la correspondencia entre el cuerpo y las partes del alma, y a la vez estas a las virtudes y a los estamentos sociales que pertenecen al Estado construido por Sócrates en La República.
Cuerpo Alma Interés Estamento Virtud
Cabeza Razón Conocimiento Gobernantes Sabiduría
Pecho Voluntad Honor Soldados Valor Justicia
Vientre Deseo Placeres Productores Templanza
Hay tres clases o tipos de hombres: a) los artesanos o productores, encargados de suministrar los bienes económico–materiales; b) los guardianes o soldados; y c) los gobernantes. Estas tres clases se "corresponden" con las tres virtudes de la templanza, fortaleza o valor y prudencia o sabiduría, y con las tres "partes" del alma: apetitos concupiscibles o deseos, apetitos irascibles o de la voluntad y razón. La justicia consiste, como antes, en que cada uno cumpla su propia función. Esto explica porqué en la obra de Platón, su filosofía política se caracterizaba por el racionalismo. La creación de un buen Estado dependía de que fuera gobernado por la razón.
Es la famosa metáfora del Fedro: el hombre es como un carro de dos caballos dirigidos por el auriga, que es el intelecto o la razón. Uno de los caballos es «bello y bueno»; el otro, lo contrario. De ahí que la conducción resulte dificultosa. O, en otras palabras: en el alma que anima al cuerpo hay tres "partes": la racional (logos) alojada en la cabeza; la irascible (el valor), en el pecho; y la concupiscible (el deseo), en el abdomen. El intelecto debe servirse del valor para dominar los deseos y conducir al alma hacia su verdadero mundo: el de las Ideas. El logos puede dar con el verdadero saber, que consiste en recordar lo que ya se vio en el mundo verdadero. El auténtico conocimiento se alcanza por el amor, por la atracción hacia el bien. Conocer es amar el bien y tender hacia él.
El alma siempre preexiste al cuerpo: si conocer es recordar, el alma ha tenido que estar antes en contacto intuitivo con las Ideas. De otro modo, el conocimiento sería imposible. Y el alma es también inmortal: no se destruye con la muerte. Entre los argumentos platónicos para demostrar esta inmortalidad destaca uno: sólo se descompone lo que tiene partes, pero el alma racional es simple, sin partes; y es simple porque puede conocer lo simple, lo inmutable, las Ideas. El alma no es visible con los sentidos, pero sí con la inteligencia.
Ahora podemos contar, como con un pequeño resumen que nos clarifica las ideas de Platón, en toda su obra, al darnos lo siguiente: la prudencia es la virtud propia de los gobernantes y se identifica con la sabiduría en sentido moral, lo ideal es que los filósofos gobiernen o que los gobernantes sean auténticos filósofos. Para que atiendan a la sabiduría y a nada más"
Fuente: http://www.galeon.com/filoesp/Akademos
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