"Nadie cree hoy en día que la ciencia pueda solucionar todos los problemas. El cientificismo optimista es una reliquia de museo. Encontramos un claro ejemplo de esta situación en Paul Davies, quien después de escribir en su último libro: «siempre he deseado creer que la ciencia puede explicar todo, al menos en principio», añade: «pero incluso si se descartan los sucesos sobrenaturales, no está claro, a pesar de todo, que la ciencia pueda explicar todo en el universo físico. Permanece el viejo problema acerca del final de la cadena de explicaciones. Por mucho éxito que puedan tener nuestras explicaciones científicas, siempre incluyen algunos supuestos en su punto de partida... Por tanto, las cuestiones últimas siempre permanecerán más allá del alcance de la ciencia empírica»
2. La cita es especialmente significativa si se tiene en cuenta que Davies, físico y autor de veinte libros que han alcanzado amplia audiencia, no admite la existencia de un Dios personal, y en uno de sus anteriores libros afirmaba que la ciencia proporciona un camino hacia Dios más seguro que el de la religión
3.
...La direccionalidad atraviesa los procesos naturales y se manifiesta sobre todo en forma de tendencias y de cooperatividad. Desde luego, nuestra existencia y la de la entera naturaleza es contingente: si se hubieran dado otras condiciones o si las leyes fuesen diferentes, no existiría el orden actual. Más aún: hoy día sabemos que nuestro pequeño mundo depende de modo crucial de la energía que nos llega del Sol, y podemos asegurar que, dentro de un tiempo, nuestra vida en la Tierra ya no será posible. En definitiva, el orden natural que conocemos es contingente. No es, por tanto, un resultado inevitable del dinamismo natural. Pero no existiría si ese dinamismo no poseyera su característica direccionalidad.
En este contexto, el argumento teleológico para probar la existencia de Dios a partir de la finalidad natural cobra nuevo interés. La quinta vía tomista afirma que los seres naturales desprovistos de inteligencia actúan, de modo no deliberado, en vistas a un fin, lo cual se comprueba porque actúan de acuerdo con pautas regulares y de tal modo que consiguen resultados óptimos. La constancia sirve para descartar que los resultados se deban principalmente al azar, y la referencia a los resultados óptimos apunta hacia la organización admirable de la naturaleza que intentamos explicar. El argumento concluye que la actuación de los seres naturales remite al plan de una inteligencia superior: la «inteligencia inconsciente» de la naturaleza remite a una inteligencia consciente. Si además se tiene en cuenta que la actividad de los seres naturales responde a su modo de ser propio, puede concluirse que esa inteligencia superior es la de un Dios personal creador.
La quinta vía fue formulada hace siete siglos, cuando se admitía una cosmovisión que, en no pocos aspectos, ha sido superada. Sin embargo, sus líneas básicas adquieren un nuevo valor cuando se consideran a la luz de la cosmovisión actual. Más que nunca, el hombre aparece como la cumbre de un sistema de leyes, entidades y niveles cooperativos, de acuerdo con una direccionalidad que, si no encuentra su razón en sí misma, debe remitir a un plan superior. Y es fácil advertir que los antiguos defensores del argumento teleológico, si viviesen en la actualidad, verían con enorme satisfacción los avances científicos que ensanchan considerablemente la base empírica de esa prueba."
Versión en castellano de: M. Artigas, «Science et foi. Nouvelles perspectives», en: Après Galilée. Science et foi: nouveau dialogue, sous la direction du cardinal Paul Paupard, Desclée de Brower, Paris 1994, pp. 199-214.