El sueño de educar

"Educar es lo mismo que poner un motor a una barca,hay que medir, pensar, equilibrar y poner todo en marcha...Soñar que ese navío, llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hasta islas lejanas..."Gabriel Celaya

domingo, 5 de junio de 2016

Comentario de texto: Spinoza

Comentario de Texto, Baruch Spinoza.
                                                             
9. Para que las supremas autoridades del Estado conserven mejor el poder y no haya sediciones, es necesario conceder a los hombres la libertad de pensamiento y gobernarlos de tal forma que, aunque piensen de distinta manera y tengan ideas manifiestamente contrarias, vivan en concordia. Es indudable que esta forma de gobernar es la mejor y la que tiene menos inconvenientes, pues concuerda mejor con la naturaleza de los hombres. En efecto, en el estado democrático (que es el que más se acerca a lo natural) todos acuerdan actuar según leyes comunes, pero no pensar igual; es decir, como todos los hombres no pueden pensar y razonar igual, han pactado que lo que recibiera más votos tuviera fuerza de ley y que podrían cambiar esa ley si encontraban algo mejor. Así pues, cuanta menos libertad para expresar su opinión se concede a los hombres, más lejos se está de lo más natural y, por tanto, con más violencia se gobierna (B. SPINOZA, Tratado Teológico-Político, cap. XX [traducción propia]).

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Contextualización.


Baruch Spinoza, filosofo racionalista de origen portugués del s.XVII, que huyó a Amsterdam junto a su abuelo y su padre, por la presión que ejerció la Inquisición católica hacia la comunidad judía, más tarde, por sus ideas filosóficas y teológicas, fue expulsado también de la comunidad judía de Amsterdam. Al igual que Descartes, Spinoza piensa que el método adecuado al verdadero conocimiento es el método deductivo de la matemática. El método racionalista de Spinoza pretende exponer y desarrollar el saber filosófico siguiendo el modelo deductivo de la ciencia geométrica. Spinoza considera que este método es el correcto porque la realidad tiene también esa estructura; es decir, afirma que existe un perfecto paralelismo entre la realidad y el conocimiento, entre ser y pensar. La realidad contiene una estructura formal o lógica. En consecuencia, la mente humana debe partir de ideas claras y distintas para deducir conclusiones necesarias a partir de ellas. De ahí que el orden y conexión de las ideas sea el mismo que el orden y conexión de las cosas. En el ámbito de su pensamiento político, su Tratado teológico-político, se presenta globalmente como una defensa de la libertad de pensamiento, un elogio de la tolerancia y una apología de la democracia. Contra la intolerancia de los teólogos y de los dogmáticos, que él mismo sufrirá sobre su persona y pensamiento, Spinoza defendió la libertad de pensar. Considera que las iglesias constituidas (católica, judía, protestante) deben renunciar a sus pretensiones temporales y someterse al único poder soberano, el poder civil. Spinoza afirmó que la libertad de filosofar sólo puede ser ejercida fuera del ámbito de la teología, y que la libertad de pensar y de expresarse únicamente encuentra su pleno desarrollo en el seno de la democracia. Las opiniones políticas y político-religiosas de Spinoza, así como su defensa de la libre interpretación y crítica de las Escrituras fueron violentamente combatidas, junto con su sistema, al que se calificó frecuentemente de ateo e impío.

- Tema.

Los gobiernos democráticos son los más adecuados ya que respetan la libertad de expresión y de pensamiento del ser humano y permite que aunque cada cual piense de manera distinta, todos respeten unas normas establecidas por el sentir de la mayoría.

- Ideas Principales.

- El objetico de todo Estado es que los ciudadanos vivan en paz y en armonía, y para lograr tal objetivo lo mejor es dotar al ciudadano de libertad de pensamiento y expresión, es decir, que todos sepan que tienen el derecho de pensar de forma diferente al otro, pero que aceptando tal derecho deben ser capaces de convivir en concordia y armonía.

- La forma de gobierno que permite y defiende tal libertad de pensamiento es la democracia, que es la forma de gobierno que se acerca más al estado natural del ser humano, es decir, a ese estado hipotético que los filósofos modernos veían como ideal, ya que, la libertad era total y había una ausencia total de coacción gubernamental.

- En el seno de un estado democrático no tienen porqué todos pensar igual; todos acuerdan seguir las leyes y normas más votadas y respaldadas, aunque no a todos guste; por ello, cada cual puede seguir pensando lo que quiera, esté a favor o en contra de lo establecido como ley, ahora bien, todos han acordado en respetar las leyes establecidas por la fuerza de los votos. Si todos hiciésemos lo que nos viniese en gana, sin respetar a los demás y sus opiniones, no sería posible la convivencia.

- Por todo ello, todo gobierno que sea totalitario, dictatorial y no respete el derecho a la libertad de expresión y de pensamiento, generará violencia y tensión, haciendo una convivencia imposible, basada en el terror.

(La relación entre las ideas la hacéis vosotros.)

- Explicación de las ideas.


Si habéis leído el texto de Spinoza, sabéis que nos dice que la democracia es quizá la mejor forma de gobierno, o al menos, la menos mala, la más cercana a la naturaleza del ser humano. Por ello, nos dice Spinoza, el ser humano debe tener libertad de expresión, cuanta más libertad tenga con menos violencia se gobernará. La libertad dentro del estado democrático será básica para que el ser humano se sienta a gusto dentro del Estado y colabore con los demás, eligiendo lo que sea mejor para la mayoría y cumpliendo lo que elija dicha mayoría. Ahora profundizaremos un poco más en estos dos conceptos, DEMOCRACIA Y LIBERTAD dentro del pensamiento de Spinoza.

Cuando Spinoza considera la libertad política en el TTP, el Estado democrático se le presenta como "el más natural y el que más se aproxima a la libertad que la naturaleza concede a cada individuo". En esa obra, la libertad propia del estado natural se explica a partir del derecho natural o derecho individual de vivir cada uno a su antojo. Ambos términos, libertad y derecho, parecen usarse a veces de forma equivalente; pero, cuando se analiza la cesión del derecho natural individual que da origen al Estado, dentro de este derecho tienden a diferenciarse el derecho de defenderse y la libertad de pensar y opinar. La transferencia del derecho natural no es en ningún caso completa: "nadie puede privarse a sí mismo de su poder de defenderse, hasta el punto de dejar de ser hombre", y "nadie puede renunciar totalmente a su libertad de opinar y pensar lo que quiera". Sin embargo, la cesión de derecho natural resulta mayor (y la libertad, por tanto, menor) en los regímenes no democráticos, en donde se transfiere a terceros, que en los democráticos, en los que cada uno entrega su derecho "a la mayor parte de toda la sociedad, de la que él es una parte, con lo que siguen siendo todos iguales, como antes en el estado natural".

La libertad de juzgar y pensar, que se funda en aquel derecho natural que nadie puede transferir, y que tiene, por tanto, que ser reconocida en el Estado de forma tácita o mediante acuerdo expreso como un derecho privado que cualquiera puede ejercer, es negada, sin embargo, mediante engaños y falsas doctrinas en los regímenes que Spinoza califica de "violentos", que son también aquellos regímenes en los que los hombres sólo actúan por miedo.

La Democracia se plantea en Spinoza como una forma de vida, como una efectiva comunidad política: "Como la obediencia consiste en que alguien cumpla las órdenes por la sola autoridad de quien manda, se sigue que la obediencia no tiene cabida en una sociedad cuyo poder está en manos de todos y cuyas leyes son sancionadas por el consenso general; y que en semejante sociedad, ya aumenten las leyes, ya disminuyan, el pueblo sigue siendo igualmente libre, porque no actúa por la autoridad de otro, sino por su propio consentimiento". Entonces, la Democracia se establece como el único "poder absoluto" que, como tal, es el único medio en que el hombre puede realizar su libertad.


Pero Spinoza sabe que esto es prácticamente imposible, porque ello supone la absoluta racionalización de la vida humana. Sólo el hombre que actúa racionalmente ya no estará determinado por sus pasiones (será libre), y sabrá la verdadera causa de los hechos, por lo tanto conocerá su bien y sabrá que este bien se encuentra en la formación de la "comunidad política", comunidad que es el único medio en el cual el hombre podrá efectuar su libertad, objetivo ético-político de toda la filosofía spinoceana. Pero para esto es necesario primero "procurar que muchos reformen el entendimiento junto conmigo, es decir, que a mi felicidad pertenece contribuir a que otros muchos entiendan lo mismo que yo".


Spinoza piensa que los asuntos públicos se resuelven mejor si los aborda una amplia representación popular que si decide de ellos un reducido número de aristócratas. Está convencido de que todo el mundo, por inculto que sea, entiende su oficio y conoce sus problemas y que, por lo demás, la mejor forma de que los verdaderos aristócratas (gente entendida y honrada) participen en el poder, es ampliar el número de personas elegidas y hacer que esa elección esté previamente determinada por la ley, a fin de evitar la arbitrariedad y la demagogia del grupo predominante en el poder. Y eso, justamente, es la democracia.

Spinoza está convencido de que la democracia reúne los caracteres esenciales de un gobierno ideal: poder absoluto en el Estado y libertad máxima en los ciudadanos. Poder absoluto, porque es el poder de todos unidos y en su expresión suprema, unión de intereses y convicciones. Libertad máxima, porque, como el Estado democrático se funda en el consenso de todos, nadie obedece a otro y en beneficio de otro, sino a sí mismo y en beneficio propio. Eso es lo que significa Spinoza cuando dice que es también el régimen más cercano al natural: que respeta mejor que ninguno la naturaleza ambivalente del hombre, a saber, sus intereses y su libertad.

Spinoza concibe la democracia como el imperio de la ley sobre todos los ciudadanos, mostrando su preferencia por la institucionalización frente a los personalismos. Su talante democrático y liberal queda magistralmente plasmado en este texto: «Es necesario conceder a los hombres la libertad de juicio y gobernarles de suerte que, aunque manifiesten públicamente opiniones distintas y contrarias, vivan sin embargo en paz».


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