El sueño de educar

"Educar es lo mismo que poner un motor a una barca,hay que medir, pensar, equilibrar y poner todo en marcha...Soñar que ese navío, llevará nuestra carga de palabras hacia puertos distantes, hasta islas lejanas..."Gabriel Celaya

martes, 30 de noviembre de 2021

La ética y la política en Aristóteles

Saludos, os dejo una síntesis de la filosofía ético-política de Aristóteles. 

 LA ÉTICA

    Aristóteles realiza un planteamiento finalista, teleológico, de las acciones humanas. Es evidente que toda acción tiende hacia un fin, que en última instancia es siempre el bien (“el bien es aquello a que tienden todas las cosas”). De entre la diversidad de bienes, hay unos que dependen de otros, que no se desean por sí mismos; pero hay un bien supremo que sí es deseado por sí mismo, que no está subordinado a ningún otro y que para Aristóteles consiste en la felicidad (eudemonismo).

     Pero ocurre que bajo el nombre de felicidad se entienden diversas cosas: ser feliz equivale para muchos en gozar de placeres, otros identifican felicidad con honores; otros hacen de la contemplación su meta. De aquí que encontremos tres principales modos de vida: vida de placer (ideal de la masa), de honores (ideal del político), y vida contemplativa (ideal propuesto por Aristóteles). ¿Cuál debe ser la felicidad para el hombre? Se descubre teniendo en cuenta la capacidad específica del hombre. Un breve recorrido hace ver que ni la nutrición, ni el crecimiento, ni la sensibilidad son actividades específicas del hombre, pues las tienen también las plantas  y animales. Lo característico y exclusivo del hombre es su capacidad racional.

     Se deduce que el Bien, Fin o Felicidad del hombre es la de actuar como ser racional, dicho de otro modo, la contemplación, el pensar. La contemplación es para el hombre lo mejor, lo más hermoso y lo más agradable.

     El gran medio para conseguir la felicidad son las virtudes. Como el alma humana tiene dos partes: una que realiza la actividad de pensar-entendimiento- y otra que obedece a la primera-voluntad-, se sigue que haya virtudes intelectuales, racionales o dianoéticas, como la ciencia, la sabiduría, la prudencia... y virtudes morales o éticas, que refuerzan la voluntad, como la justicia, la fortaleza, la templanza, la magnanimidad, el buen humor, la amabilidad...

     Pero, ¿qué es la virtud?  La virtud es un hábito adquirido, deliberada y voluntariamente a partir de una capacidad inicial y desarrollada mediante la enseñanza y el aprendizaje (en las virtudes intelectuales) y mediante el ejercicio y la repetición de actos en las virtudes morales.

     La definición pone de manifiesto dos cosas importantes: la libertad y el esfuerzo: ni nacemos virtuosos ni basta con la enseñanza, tenemos que “querer ser buenos”.

    La virtud moral consiste en el justo medio entre dos extremos viciosos: uno por defecto y otro por exceso. Por ejemplo, el valor es un medio entre la cobardía y la temeridad. ¿Cuál es el criterio para discernir el justo medio? No es un medio que sea calculado matemáticamente; está en relación con las características y condiciones de cada cual, por ejemplo la comida; en último término el criterio es la justa razón o el medio que señalaría el juicio de un hombre razonable.


LA POLÍTICA

     Ética y Política consideran el bien del hombre. Nadie puede ser virtuoso si no ha sido educado, y es al Estado a quien compete la tarea educativa. La Ética se subordina a la Política. El bien individual y particular se subordina al bien familiar y al común.

     El objeto de la Política es el estudio de la comunidad, condición indispensable de toda ciudad o estado. El fin del Estado es conseguir el bien común.

     El hombre es por naturaleza “un animal político o comunitario”. La sociabilidad natural del hombre, señala Aristóteles, procede del hecho de que la naturaleza le ha dotado del don de la palabra. Al ser el hombre un animal racional, le da posibilidad para el diálogo, que implica comunicación entre sus semejantes. Es por eso que desee vivir en sociedad. “El hombre solitario, o es un dios, o es una bestia”.
 El individuo aislado es insuficiente para bastarse a sí mismo. Por eso necesita de la agrupación con sus semejantes, la cual tiene diversas formas:

    1.-La familia, que es la unidad social básica, que existe para hacer posible la vida, para acudir a las necesidades cotidianas de los hombres, y que comprende el marido, la mujer, los hijos, los nietos, los esclavos y animales de labranza.
   2.-La aldea, que resulta de la agrupación de varias familias. La cual lleva consigo dos ventajas: seguridad social y división del trabajo.
   3.-Ciudad-Estado, cuyas características son las de una sociedad perfecta, independiente y que se basta a sí misma. No se trata de una autarquía exclusivamente económica, sino fundamentalmente ética y humana. La Ciudad-Estado es el fin al que tienden todas las demás formas de sociedad (familia y aldea), goza de prioridad sobre ellas. La ciudad es anterior a ellas por orden jerárquico. Sería el todo que necesariamente es anterior a las partes.

     El hombre se une en sociedad para el bien común. La finalidad de la sociedad es “vivir bien”; es decir, el fin del Estado es la felicidad y la perfección moral de los ciudadanos.

     Pero existe una particularidad del “bien común”. Este bien común  no lo entiende más que para los ciudadanos libres. Y Aristóteles no concede el derecho de ciudadanía ni a los esclavos, ni a los metecos, ni a las mujeres. Pero además también excluye de este derecho a artesanos, mercaderes y labradores.

     En la categoría de ciudadanos libres entran solamente las tres clases superiores: guerreros, sacerdotes y magistrados.

 Formas de Gobierno

     Parte Aristóteles de la división de dos tipos de gobiernos: aquellos en que uno o varios gobernantes procuran el interés común; otros gobiernos que sólo se cuidan de su propio interés. De esta división resultan formas de gobierno justas o puras:
1.    Monarquía, gobierno de uno solo, el mejor, para el bien común.
2.    Aristocracia,  gobierno de unos pocos, los mejores, para el bien común.
3.    Democracia, gobierno de muchos, del pueblo, para el bien común.

Son formas de gobierno injustas o degeneradas:

     1. Tiranía, gobierno de un tirano que usurpa el poder al Estado, ejerce el poder sin justicia, a su arbitrio. Es  la degeneración de la Monarquía.
     2. Oligarquía, gobierno de unos pocos, los poderosos, que anteponen los bienes particulares al bien común de la ciudad. Es la degeneración de la Aristocracia.
     3. Demagogia, gobierno de un demagogo que aparenta sostener los intereses del pueblo. Degeneración de la Democracia.

     No otorga primacía por ninguna forma de gobierno, y se muestra muy pragmático al tener en cuenta las diversas condiciones geográficas, económicas  o de psicología de los pueblos. Este pragmatismo conduce a inclinarse por una politeía basada en las “clases medias” y gobernada por los mejores. Punto de vista que coincide con su teoría ética: la virtud consiste en un “término medio” adaptado a las circunstancias, naturaleza concreta de los hombres y exigencias de su sensatez.
    

      En la práctica, propone un gobierno en manos de una clase media, vía media entre Oligarquía y Democracia. Pues en tal régimen es el pueblo quien gobierna y, sin embargo, os gobernantes no son la hez de desheredados (como en la democracia) pues la capacidad para ser “militantes” o guerreros presupone la posesión de ciertos bienes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario