Platón resuelve el problema a través de su teoría de las Ideas, afirmando que existe un mundo inteligible de las Ideas, verdadera realidad. Las Ideas eternas, inmutables, simples, indivisibles, perfectas e inmateriales constituyen el verdadero SER (contienen las características del Ser de Parménides), la verdadera realidad, y sólo su conocimiento nos proporciona la epistéme, el conocimiento verdadero. El mundo material o mundo sensible es un mundo imperfecto de apariencias y cuyos objetos son imperfectos, mutables, divisibles, están sometidos al cambio, transformación, corrupción pues la materia de la que están constituidos es imperfecta.(Es el mundo del devenir de Heráclito)
Aristóteles contra Platón niega la dualidad ontológica. La realidad es una y una sola la Naturaleza. El único mundo real es éste en el que vivimos, el mundo de lo material y sensible. Esta Naturaleza está constituida por unos seres concretos e individuales, cada uno de los cuales es una sustancia, que es el sujeto que permanece a través de todos los cambios accidentales.
Aristóteles distingue una pluralidad de sustancias: algunas de ellas como las sustancias celestes, los astros, que son eternas, inmutables y dotadas de movimiento circular alrededor de la Tierra (Aristóteles es geocéntrico y geoestático) pero las sustancias terrestres son mutables y están sometidas a la generación y corrupción.
Aristóteles considera que todo ser natural, toda sustancia está integrado por dos coprincipios, la materia (hilé) y la forma (morfé); de ahí que a esta teoría se la llame hilemorfismo.
La forma es la esencia del individuo. Es lo que hace que un individuo sea lo que es y no otra cosa. La forma sólo existe vinculada a la materia
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