CRITICA A LA TEORÍA DE LAS IDEAS
Se les ocurrió la opinión sobre las Ideas a
sus defensores por haber aceptado acerca de la verdad los argumentos de
Heráclito, según los cuales todas las cosas sensibles fluyen perpetuamente; de
suerte que, si ha de haber ciencia y conocimiento de algo, es preciso que haya,
aparte de las sensibles, otras naturalezas estables; pues de las cosas que
fluyen no hay ciencia.
Sócrates, que se dio al estudio de las
virtudes éticas, fue también el primero que buscó acerca de ellas definiciones
universales. (...) Pero Sócrates no atribuía existencia separada a los
universales ni a las definiciones. Sus sucesores, en cambio, los separaron, y
proclamaron Ideas a tales entes, de suerte que les aconteció que hubieron de
admitir, por la misma razón, que había Ideas de todo lo que se enuncia
universalmente; algo parecido a lo que le sucedería a uno que, queriendo hacer
una cuenta, creyera que, siendo pocas las cosas, no podría, y las multiplicara
para contarlas. Las Ideas, en efecto, son, por decirlo así, más numerosas que
los singulares sensibles, cuyas causas buscaban cuando avanzaron desde éstos
hasta aquéllas. (...)
Pero la dificultad más grande seria ésta:
¿qué es lo que aportan las Ideas a los entes sensibles, tanto a los eternos
como a los sujetos a generación y corrupción? No son para ellos, en efecto, ni
causas del movimiento ni de ningún cambio. Por otra parte, tampoco ayudan nada
a la ciencia de las demás cosas (pues las Ideas no son sustancia de éstas; si
lo fueran, estarían en ellas), ni a su existencia, ya que no están en los entes
que participan de ellas. (...)
En el Fedón
se dice que las Ideas son causas tanto del ser como del devenir. Sin
embargo, aunque existan las Ideas, nada llega a ser si no hay una causa
eficiente, y, por otra parte, llegan a ser muchas cosas, como una casa o un
anillo, de las que, según su doctrina, no hay Ideas; de suerte que,
evidentemente, cabe también que aquellas de las que afirman que hay Ideas sean
o lleguen a ser por las mismas causas que las que acabamos de mencionar, y no
gracias a las Ideas. Por lo demás, acerca de las Ideas pueden reunirse, de este
modo y mediante argumentos más razonados y rigurosos, muchas objeciones
semejantes a las que hemos considerado.
ARISTÓTELES, Metafísica, XIII, 4-5 (1078b 12-1080a 11)
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